sábado, 13 de junio de 2009

MENORCA

Geografía



Menorca tiene una extensión de 702 kilómetros cuadrados y 216 kilómetros de costa. La distancia máxima entre dos puntos es de 47 kilómetros, entre Ciutadella y Maó. La costa de Sant Lluís, en el extremo oriental de la isla, es el primer punto de España donde sale el sol.

Geológicamente la isla se divide en dos mitades simétricas pero muy diferentes: el norte, con una costa agreste y desigual, de escasa vegetación y muy accidentada, con numerosos islotes y playas de arena rojiza u oscura; y el sur, formado por roca calcárea y que es plano, de suaves acantilados, barrancos esculpidos por el agua y calas de arena blanca rodeadas de pinos. La máxima elevación de la isla es el monte Toro, de 357 metros.




Clima



El clima de la isla es típicamente mediterráneo, destaca por sus suaves temperaturas, cuya media anual se sitúa entre los 16 y los 17 grados centígrados. En verano, se alcanzan los 24 y en invierno, los 11. Su clima se puede clasificar como "suave", y el fresco viento del norte, llamado tramuntana, caracteriza el paisaje menorquín.

La lluvia media anual varía de un lugar a otro de la isla entre 450 mm, en la región sudeste, y 650 mm en regiones del interior y del extremo noreste. El reparto de esta lluvia durante los meses del año es también muy desigual; de esta forma en un régimen normal de lluvias corresponde al otoño el máximo estacional de lluvia, siendo muy escasa en la época estival.

Territorio a conservar




El territorio de una Reserva de Biosfera se divide en tres zonas según su nivel de protección

Una isla dividida en dos regiones

La isla se divide en dos regiones. La primera, al norte, es la más agreste y en ella se encuentran playas de arena rojiza y paisajes de gran belleza. La segunda, situada al sur, tiene un relieve mucho más suave y una costa con acantilados, barrancos cubiertos de pinos y calas de arena dorada. La elevación más alta de la isla es el monte Toro, de 357 metros.

Reserva de Biosfera

La zona de transición
La zona de amortiguación
Parque Natural

El territorio de una Reserva de Biosfera se divide en tres zonas según su nivel de protección:

  1. La zona núcleo:
    es la zona de la Reserva con la máxima protección legal, que debe asegurar la protección a largo plazo de la biodiversidad in situ. La zona núcleo de la Reserva de Biosfera de Menorca es el Parque Natural de la Albufera d'Es Grau, Illa d'en Colom i Cap de Favàritx y su zona de influencia.

  2. La zona de amortiguación o zona tampón:
    está comprendida por aquellos espacios dónde sólo pueden realizarse actividades compatibles con la protección de la zona núcleo de la Reserva. Entre estas actividades cabe destacar la investigación científica, la educación y la formación ambiental, así como actividades turísticas y recreativas.
    Esta zona de amortiguación en Menorca se corresponde con la delimitación de las Áreas Naturales de Especial Interés (ANEIs) derivadas de la Ley de Espacios Naturales de Baleares. Esta zona tampón comprende aproximadamente un 41% del territorio insular.

  3. La zona de transición:
    es el territorio centrado en apoyar la función de desarrollo socioeconómico de la Reserva y abarca todo el resto del territorio insular.


Espacios naturales

Parque Natural de s'Albufera d'Es Grau, Illa d'en Colom i Cap de Favàritx
Este parque natural está situado en el término municipal de Maó. Ocupa una extensión de 1.947 hectáreas, de las que 72 pertenecen a la albufera, a las que hay que añadir la zona inundable conocida como Es Prat; varias charcas, entre las que destacan la de Morella y la de Sa Torreta; y la isla de En Colom, que tiene una superficie de 60 hectáreas.

Todo el espacio que abarca la albufera de Es Grau es de una gran riqueza medioambiental, al concentrarse en su terreno una gran variedad de biotopos, además de algunos de los monumentos prehistóricos más importantes de los que se conservan en la isla.

Con respecto a la flora del parque, cabe destacar la maquia menorquina o marina como la especie más extendida. Mientras que en Favàritx y en la isla de En Colom predomina la maquia litoral, en el resto del parque crece la maquia de acebuche.

En las áreas más próximas al litoral, es donde se concentra el mayor número de especies exclusivas de Menorca, como el falso aladierno y azafrán.

En las zonas húmedas de la albufera, abundan las plantas sumergidas en el agua y entre ellas destacan los carrizos y juncos. En los torrentes que vierten el agua a la laguna, se encuentran eneas y olmos, vegetación que también prolifera en las charcas.

La masa forestal del parque está dominada por pinares de pino carrasco, bosquetes de tamariscos y encinares. En las playas y las dunas, crece el barrón, el narciso de mar y la ruda canina, un endemismo, mientras que las zonas de cultivo se dedican al forraje de secano para el ganado.

Por su parte, la fauna del parque está compuesta por roqueros solitarios, palomas bravías y halcones peregrino, aves todas ellas que abundan en las áreas próximas al mar, al tiempo que en las zonas húmedas se encuentra una gran cantidad de aves acuáticas, que suelen pasar el invierno en este espacio, como es el caso del ánade silbón, el porrón común y el cormorán grande.

También hay especies que podemos encontrar todo el año, como son por ejemplo el ánade real, la focha y el zampullín chico.

En las charcas, es habitual ver ranas y sapos, mientras que los peces de la laguna son la anguila, la gambusia y la galúa. Por último, en la zona del parque dominada por masa forestal, se desarrolla el lirón careto y la tórtola común.

La albufera cuenta también con algunos restos arqueológicos de interés pertenecientes a distintas épocas de la cultura menorquina, entre los que se hallan los vestigios de la cultura talayótica de la finca de Sa Torreta.

Junto a este poblado, se levanta una torre de defensa medieval, al igual que otra próxima, del siglo XVIII.

Además, el parque comprende parte del Camí de Cavalls (camino de caballos), una antigua ruta que rodea toda la isla y que puede aprovecharse para recorrer los puntos más interesantes de este magnífico espacio natural.

Costa norte de Ciutadella
Desde la boca del puerto de Ciutadella hasta cala Morell, se extiende el área natural de la costa norte de Ciutadella, en la que se advierte la acción del fuerte viento de tramontana. Es propia de esta zona la delimitación del terreno con tanques, cercas que separan diferentes parcelas de terreno.


La Vall
Ubicada en el término de Ciutadella, la zona de La Vall es una de las más montañosas de la isla. Algunas de las playas vírgenes más importantes de Menorca se encuentran en su litoral, como son Es Tancats y Es Bot, al igual que Ses Fontanelles, puerto de refugio también situado en este área. La máxima altura de La Vall es Sa Falconera, de 205 metros, a cuyos pies se encuentran los restos del poblado prehistórico de Alfurinet.

Ets Alocs a Fornells
La demarcación comprendida entre Ets Alocs y Fornells es una de las más vírgenes de la isla. Alberga un humedal, que comprende las marismas de Tirant y Lluriac, que es la segunda zona húmeda en importancia después de la albufera de Es Grau.
Cala Barril, cala Pregonda y las calas de Binimel·là también forman parte de esta zona, al igual que el puerto natural de Sanitja, situado frente a la isla de Es Porros y en la que se encuentra la villa preromana de Sanissera.


La Mola a s'Albufera de Fornells
Probablemente, uno de los espacios más espectaculares de la isla sea La Mola, situada junto a la albufera de Fornells.
Este enclave da nombre a un acantilado de más de 120 metros que cae sobre el mar, en el que se encuentra una de las cuevas de mayores dimensiones, la cueva de Na Polida. Hacia el sur, está cala Pudent y el Arenal de s'Olla.
De gran interés ecológico son también las zonas de Bellavista, Sant Isidre Binisarmenya y el área comprendida entre Addaia y la Albufera, que se prolonga hasta La Mola de Maó, en la orilla septentrional del puerto de Maó.
Esta última posee una orografía más abrupta en la parte norte, que se va allanando a medida que se acerca al puerto, formando pequeñas calas que se suceden a lo largo de la costa.
En la boca del puerto, se erige la fortaleza de Isabel II, del siglo XIX, famosa por su penal militar, condición de la que no disfruta actualmente y que puede visitarse con permiso previo.
Entre la cala Sant Esteve y el Caló de Rafalet, se encuentra una zona con abundantes restos arqueológicos y cuevas excavadas durante la Edad de Hierro, concretamente situadas en el área de la torre de En Penjat.

De Biniparratx a Llucalari
La zona ubicada al sur de Alaior comprende cala Biniparratx, cala Binidali, cala En Porter, Calescoves, cala Sant Llorenç y cala Llucalari.
Calescoves, Monumento Histórico Nacional, es una zona con restos arqueológicos de la época talayótica, localizada junto a uno de los poblados prehistóricos más importantes de Baleares, el de la torre de En Galmes, ya fuera del área protegida.

Son Bou
La playa de Son Bou se encuentra a los pies de los barrancos de La Vall y Es Bec y forma en su unión una gran marisma y una franja dunar, zona en la que puede visitarse la basílica paleocristiana de Son Bou, cuya construcción ha sido fechada entre el siglo V y el siglo VI dC.

Binigaus
En el itinerario entre Binigaus y cala Mitjana, se encuentran los barrancos de Trebalúger, Binigaus y Algendar y calas vírgenes como cala Excorxada, cala Fustam y la cala de Trebalúger.
En este área, son numerosos los restos arqueológicos, entre los que destaca la llamada cueva de Es Moro.


Costa sur de Ciutadella
En la zona de la costa sur de Ciutadella,están algunas de las playas más conocidas de Menorca. Así, en el recorrido que va desde la parte occidental del barranco de Algendar hasta Son Saura, se encuentran las calas de Macarella, Macarelleta y cala En Turqueta.
La zona del Camí de Baix está a poca distancia de Ciutadella y comprende la cala Degollador, en cuyos alrededores se levanta el castillo de Sant Nicolau.

Santa Àgueda i S'Enclusa
Santa Àgueda-s'Enclusa es un macizo montañoso del norte de Ferreries en el que pueden visitarse las ruinas de una antigua fortaleza árabe, que en la actualidad se encuentra abandonada.

El Toro
El monte Toro es la montaña más alta de Menorca y en su cima hay un santuario desde el que se domina buena parte de la isla.


Penyes d'Egipte
Lo más destacado de las Penyes d'Egipte son las ermitas de Favàritx y Sant Llorenç de Binixems.




Población y municipios



Menorca tiene una población de 67.000 habitantes, concentrados en los ocho municipios en que se divide: Maó, capital administrativa de la isla, Ciutadella, la antigua capital, Alaior, Ferreries, Es Mercadal, Es Castell, Sant Lluís y Es Migjorn Gran.

Existen otros tres núcleos urbanos, Sant Climent, Llucmaçanes y Fornells, los dos primeros en el término municipal de Maó y el último en Es Mercadal. Maó al este y Ciutadella al oeste, son los dos pueblos más habitados de la isla.

Historia y cultura



Menorca ha sido, desde la prehistoria hasta tiempos muy recientes, lugar de paso de distintas culturas a causa de su situación estratégica en el centro del Mediterráneo occidental, que ha propiciado que desde los albores de los tiempos diferentes pueblos hayan codiciado la isla como puerto de escala y refugio.

Unos y otros dejaron un rico legado histórico en la isla, que hace del más oriental de los territorios de la Baleares una tierra con un relevante patrimonio.

Es por ello que historiadores y arqueólogos han considerado que Menorca constituye un auténtico museo al aire libre.

Tanto su prehistoria como la historia son tan intensas que parecen impropias de un territorio de tan reducidas dimensiones

Se ha constatado la presencia humana en Menorca a principios de la Edad del Bronce (2000 aC), momento que recibe el nombre de periodo pretalayótico y que nos ha dejado importantes monumentos funerarios como los sepulcros megalíticos, y las sepulturas colectivas llamadas navetas, la más conocida de ellas es la Naveta des Tudons, así como pequeños poblados formados por habitaciones absidales.

Hacia el 1400 aC el proceso evolutivo de esta cultura produce unas grandes construcciones en piedra conocidas como talayots, palabra que da nombre al periodo más rico de la prehistoria isleña, el talayótico.

En este momento tienen su expansión grandes poblados como Trepucó, Torre d'en Galmés o Son Catlar, todos con un singular monumento de culto llamado taula; y las características necrópolis constituidas por decenas de cuevas excavadas artificialmente en los acantilados de la costa como Calascovas o Cala Morell.

La cultura autóctona, basada fundamentalmente en las construcciones ciclópeas, pronto recibió importantes influencias externas provinientes de pueblos comerciales en expansión como los cartagineses, establecidos por otro lado en Ibiza, que se hacen notar sobre todo en la introducción de nuevos utensilios y adornos.

Finalmente, en el año 123 a C se produce la conquista romana que traerá consigo la transformación de los poblados talayóticos y la preponderancia de tres ciudades junto a importantes puertos: Mago (Maó), Jammo (Ciutadella) i Sanisera (Sanitja).

Del final de la época romana han quedado las interesantes basílicas paleocristianas entre las que destacaremos la de Son Bou y la de Fornás de Torelló que conserva un interesante mosaico. Son del siglo V dC.

Después de esta fecha Menorca vive el momento peor conocido de su historia hasta que en el año 903 los musulmanes la anexionan al califato de Córdoba.

Encontramos numerosos fragmentos cerámicos de esta época en algunos poblados talayóticos, pero el poblamiento debió ser muy rural, aunque las fuentes escritas nos hablan de una rica economía y cultura literaria. Destacan de esta época los restos del castillo de Santa Águeda en Ferreries, fortificación islámica que fue derruida en tiempos de Pedro el Ceremonioso años después de la conquista de Menorca por la Corona de Aragón.

A partir del año 1287 la isla vive los avatares de la corona de Aragón y posteriormente del reino de Mallorca. Son los siglos de la fundación de los pueblos del interior de la isla como Alaior y Ferreries. De esta época merece la pena visitar la catedral gótica de Ciutadella y pasearse por las calles del casco antiguo de esta ciudad.

Será durante el siglo XVI cuando Menorca vive los momentos más trágicos de su historia con las incesantes incursiones piráticas que producen una gran intestabilidad a sus habitantes y que tendrán su punto culminante con de destrucción a causa de los ataques turcos de Maó (1535) y Ciutadella (1558). La isla estuvo a punto de quedar abandonada hasta que Felipe II tomó la decisión de construir el fuerte de Sant Felipe a la entrada del Puerto de Maó y algunas de las torres de defensa de la costa como la de Sant Nicolau en Ciutadella.

En el siglo XVIII Menorca vuelve a verse involucrada en los avatares europeos y, como consecuencia de la Guerra de Sucesión al trono de España, pasa a manos inglesas (1713). Durante cien años la isla será inglesa con algunos cortos periodos de dominio francés y español. Los ingleses reforzaron las defensas construyendo más torres en la costa, como las que pueden verse en el puerto de Maó o Fornells, y el Fort Marlborough en la cala de San Esteban.

Los siglos XIX y XX son tan cosmopolitas como los anteriores, el primero a causa de las continuas arribadas de escuadras extranjeras al puerto de Maó, que durante los primeros años fue puerto franco. De este siglo son el Lazareto y la Fortaleza de Isabel II en la Mola, los dos en el Puerto de Maó.

Ambos siglos son testigos de épocas de extrema pobreza y de otras de bonanza económica gracias a la incipiente industria y al comercio.

El siglo XX se caracterizó por el equilibrio entre los sectores económicos primario, secundario y terciario, hasta que a partir de los años ochenta ha sido el turismo el sector con más desarrollo, lo cual ha ocasionado una ocupación del territorio que ha llegado amenazar la imagen que los mismos turistas tienen de nuestra isla, y que se ha ido frenando gracias a la declaración de Reserva de la Biosfera y de la conciencia popular existente por su preservación.

La oferta cultural es amplia y variada en Menorca. Especial atención se merecen los numerosos poblados y monumentos prehistóricos, repartidos por todo el territorio insular: la Naveta des Tudons, Torralba den Salord, Torre den Gaumés o Cales Coves, entre muchos otros.

Los museos son numerosos: Museu de la Natura en Ferreries; Museu Diocesà y Museo Municipal des Bastió de Sa Font en Ciutadella; Museo de Menorca y Museo Hernández-Sanz en Maó; y el Museo Militar y el Fort de Marlborough en Es Castell.

Los principales acontecimientos culturales del año son la Semana Internacional de la Ópera, en Maó; el Festival de Música d'Estiu y los conciertos de la Capella Davídica en Ciutadella; además de los festivales internacionales de órgano en Santa María, Maó, y la Catedral, Ciutadella.

Además, los conciertos de jazz están en auge y cada vez más se incorporan a la oferta musical de la isla.

Tradiciones y fiestas



El caballo es el protagonista de todas las fiestas populares que se celebran a lo largo del verano menorquín. Desde junio a septiembre, los caballos y sus jinetes, vestidos de blanco y negro los primeros, y adornados con lazos, bordados y claveles multicolores los segundos, reviven cada año un ritual que nace a principios del siglo XIV.

El calendario de fiestas populares es:

Junio, 23 y 24, Sant Joan en Ciutadella.

Julio, finales, Es Mercadal, Fornells y Es Castell.

Agosto, prácticamente todos los fines de semana, Es Migjorn Gran, Llucmaçanes, Alaior, Sant Climent, Ferreries (24 y 25, Sant Bartomeu) y Sant Lluís.

Septiembre, 8 y 9, Mare de Déu de Gràcia en Maó.

Las más tradicionales son las de Sant Joan. Su origen se remonta a principios del siglo XIV y es religioso: la Obrería del santo se dirigía en romería a caballo a una pequeña ermita rural para honrar a su patrón. Los «caixers» son los jinetes que representan los estamentos sociales: iglesia, nobleza, artesanos (maestro y aprendiz) y payeses (agricultores, uno del norte y otro del sur del término municipal); los «cavallers», el grueso de la cabalgata («qualcada»), son todos payeses de diversas edades, desde los 7 u 8 años a los más de 70.

La fiesta se inicia el domingo anterior al día 24 de junio, el «Día des Be». Un payés vestido con pieles de cordero, a la manera de san Juan Bautista, recorre descalzo las calles antiguas de Ciutadella, acompañado por los «caixers» también a pie, e invitando a todos a la fiesta que se acerca. El día 23, a las 2 en punto de la tarde, y en el palacio del «Caixer Senyor» (noble) que preside la fiesta el bienio correspondiente, se inicia la fiesta con el «primer toc», la primera vez que suena el «flabiol», una sencilla flauta hecha de caña que con un pequeño tambor irán marcando permanentemente el compás de la celebración.

Los escenarios principales y horarios aproximados de la fiesta son:

Día 23: 14,00h. palacio del «Caixer Senyor»; 18,00h. Plaça des Born, donde caballos y jinetes demuestran sus habilidades y elegancia al ritmo del «jaleo», la música típica de la fiesta; 19,30h., ermita rural de Sant Joan de Missa, a 3 kilómetros de Ciutadella; 21,00h. calle de Ses Voltes, plaza de la Catedral; 23, 30h. estrechas calles medievales entre Ses Voltes y el museo del Bastió de Sa Font y Santa Clara.

Día 24: sobre las 10,00h. pruebas de los juegos medievales en el Pla de Sant Joan, en el puerto de Ciutadella. Se repiten los actos de la noche en las calles medievales. Por la tarde, a las 18,00h. se celebra «la convidada», donde el jinete noble invita al Ayuntamiento a contemplar los juegos que se celebraran en Es Pla una hora más tarde. Estos juegos son la parte más espectacular y peligrosa de la fiesta, y en ellos participan los jinetes más veteranos. Consisten en tres pruebas de habilidad ecuestre: «Ensortilla», prueba de equilibrio y puntería; «rompre ses carotes», prueba de habilidad por parejas; y «córrer abraçats», la prueba más peligrosa, en que dos caballos se lanzan al galope pegados mientras sus jinetes se abrazan.

La bebida típica de la fiesta, y de las otras fiestas populares de la isla, es el «gin», la ginebra heredada de los ingleses, que se toma con limonada o zumo de limón natural. En casi todos los pueblos de la isla esta mezcla se denomina «pomada».

En Sant Joan y en el resto de celebraciones estivales, el caballo de raza menorquina es uno de los protagonistas principales, aunque participan también caballos de otras razas. El caballo de raza menorquina, reconocido oficialmente como de raza autóctona en 1989, debe ser totalmente negro, esbelto, de ojos redondos y mirada viva, musculoso y potente, de extremidades largas, carácter noble, enérgico y potente y estampa elegante y rústica. Es apto para cualquier tipo de doma, para el uso de la silla y del enganche. La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina trabaja con esfuerzo por la mejora genética de estos caballos, muy apreciados por los criadores europeos, sobretodo catalanes, alemanes e italianos. La raza es de origen berberisco según los últimos estudios, y es uno de los pocos caballos totalmente negros que se conservan en Europa. Como tradicionalmente los trabajos del campo se realizaban con asnos, el caballo se ha mantenido esbelto y de movimientos ágiles, presentando hoy ejemplares de gran belleza en continua revalorización.

El patrón se repite en las fiestas patronales de las otras poblaciones, donde el «Caixer Senyor», el noble, es sustituido por el «Caixer Batle», el alcalde o un miembro de la Corporación Municipal.

La fiesta patronal de la isla se celebra el 17 de enero, Sant Antoni. Ese día se rememora la llegada de las tropas del rey catalano-aragonés Alfonso III el Liberal, en 1287. En ese momento la isla se incorporó a la corona de Aragón, después de haber estado bajo dominio musulmán durante casi 400 años.

Gastronomía



La cocina menorquina es totalmente mediterránea, hecha a base de ingredientes naturales y frescos de la tierra y del mar.

Destacan la deliciosa carne de las fincas ganaderas de la isla; el pescado fresco, los mariscos y la langosta, base de la conocida caldereta; el queso artesano con Denominación de Orígen elaborado en las fincas menorquinas; y los embutidos de matanza, también tradicionales.

Mermeladas, miel y productos de bollería se añaden a la tradición gastronómica de la isla. En cuanto a bebidas, el gin, la ginebra herencia de la dominación inglesa, se sigue fabricando hoy en destilerías siguiendo las técnicas ancestrales. También se elaboran de forma artesanal licores de frutas y hierbas digestivas.

La salsa mahonesa, introducida por los franceses en la corte de Luis XV tras la conquista de Menorca, es la receta más internacional nacida de la gastronomía menorquina.





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